Esta es la historia de dos hermanas que, además de compartir parentesco, conforme fueron creciendo descubrieron tener una misma pasión: trastear. Pero no hablamos de trastear trastos, sino datos.

Su educación pronto se enfocó en el estudio de tecnologías de Business Intelligence, analítica de datos y, alineada con sus grandes inquietudes, aprender qué hacer con esa gran cantidad de datos que acumulan las empresas en sus servidores (o en la nube).

Ambas tenían claro que los datos no pueden quedar encerrados en una caja negra y que, como la suya propia, los datos también encierran una historia. Lo único que había que hacer era observarlos, limpiarlos, mimarlos, ordenarlos, decorarlos, compartirlos y sobre ellos decidir, pero con fundamento.

Sabían que adquirir el conocimiento suficiente de cómo sacar todo el valor que los datos encierran y convertirlos en información, les proporcionaría las capacidades suficientes para vivir de su pasión y, además, ayudar a sus respectivas empresas a mejorar sus soluciones de inteligencia de negocio para tomar las mejores decisiones.